¿Qué significa preper? Los preper son, como su propio nombre indica, individuos o grupos dedicados a prepararse para una colapso económico, una catástrofe climática, una perturbación del orden social o, peor aún, el último puesto de España en Eurovisión. Lo hacen con la esperanza de la profecía cumplida, de que el apocalipsis les dé tanta razón como yogures del Mercadona les quite. La autosuficiencia y el acopio son principios básicos de este movimiento con dejes libertarios y conservadores, recién institucionalizado gracias al kit de supervivencia de la Comisión Europea y sintonizado con las preocupaciones del momento. Puestos a hacer concesiones, podría citarse la obra Walden, de Henry David Thoreau, como precursor romántico de esta fantasía de origen varonil que proclama la antinatural supervivencia del individuo al margen de la sociedad y que, todo sea dicho, gana adeptos conforme la tecnología nos aleja del o con la propia naturaleza. Porque ahí el preper tiene razón: la caverna digital añade un intermediario más en nuestra relación con los medios más básicos de supervivencia.
¿Qué tiene esto que ver con las empresas? Sobra decir que el apagón del 28 de abril fue pese a su corta duración un gran acontecimiento preparacionista, mucho más que la pandemia y la filomena, cuando las comunicaciones funcionaron de maravilla. El incidente situó a la sociedad, la economía y las empresas ante el temor a un gran vahído energético, circunstancia nada desdeñable en un entorno de crecientes amenazas internacionales. Cierto que el sistema cuenta con sobrada capacidad para recuperarse, pero la caída de la red en toda la península ha hecho mella y provocado un cierto estrés postraumático entre las empresas. El preper por excelencia, Rambo, aquel héroe republicano curtido en la escuela de negocios del Vietnam, ya nos puso al corriente de este síndrome. "No siento las piernas", decía al describir la escena que le atormentaba. Estos días, las empresas también han comenzado a exhibir sus habilidades más preper, las capaces de librar a la economía de lo peor, de evitar precisamente el descenso al averno de las latas de atún y los transistores a pilas. Algunas de ellas nos recuerdan la necesidad de que la economía conserve su propio kit de supervivencia.
“El denostado diésel salvó a este país”. La frase, pronunciada hace unos días, es del consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz. Los grupos electrógenos permitieron el funcionamiento de hospitales, aeropuertos e instalaciones críticas. Impidieron que a pie de calle el cero eléctrico fuese un cero energético, el regreso a las cavernas, a la necesidad de redescubrir el fuego y arrebatárselo a los dioses y todo ese lío. Jordi Juan comentaba esta semana durante el akelarre de La Vanguardia abierto al público cómo hubo que reducir el consumo en varios departamentos para priorizar la actividad informativa. Cierto que la electrificación es imparable y que las renovables reúnen las mayores virtudes. Cierto también que el sistema se recuperó sin dramatismo. Sin embargo, el apagón tendrá un efecto traumático sobre las empresas de duración imprecisa.
Imaz se resarce como ya lo hizo en su tribuna Industria o populismo, publicada en La Vanguardia cuando el impuesto energético amenazaba inversiones en Catalunya o Euskadi. Insiste además en uno de los elementos clave de su discurso: “Hay una barrera ideológica por encima de la tecnología”. Si se cita a este directivo es porque, gracias a sus dotes políticas, es el más activo al cuestionar algunas de las grandes políticas verdes. Apostarlo todo a las renovables o al coche eléctrico, viene a decir, es andar sobre la cuerda floja. Su empresa está atemperando el entusiasmo por el hidrógeno, cuyo coste e implantación a escala siguen siendo una incógnita.

La presidenta de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, Cani Fernández
Por cierto, los hidrocarburos siguen siendo la enorme fuente de riqueza de algunos países, a los que pagamos en forma de dependencia y enormes transferencias económicas. Aquí Piergiorgio M. Sandri nos cuenta algunos de los últimos avatares de su celebérrimo cártel, la OPEP. Esta semana, el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ha viajado a Ryad, donde hay obsesión por diversificar el monocultivo económico. El petróleo ha permitido a Arabia Saudí comprar el 10% de Telefónica y hacerse con un asiento en el consejo de istración.
La bujía que arrancó el motor. Como diría Bruce Springsteen en Dancing in the dark (excelente canción para recuperarse de los apagones anímicos), ”you can't start a fire without a spark”. No puedes encender el fuego sin una chispa, y la chispa que reanimó el sistema eléctrico ibérico mientras millones de personas se planteaban su relación con el preparacionismo se encuentra en un escarpado paraje entre España y Portugal. Aquí Pilar Blázquez cuenta el papel de la central hidráulica de Aldeadávila al inyectar tensión en la red para que oferta y demanda volviesen a encontrarse. Es capaz de lograr eso que los expertos llaman “arranque en negro”. Y ha sido escenario de exitosas películas de acción americanas como Terminator y Fast&Furious, muy del gusto de la cultura preper, sea dicho.
Por la ranura de las dudas en torno a las renovables se cuela la nuclear. Estos días postraumáticos no solo se reivindican las fuerzas de vulcano, que son el gas y el petróleo, sino también las de urano, las nucleares. En el momento del apagón la producción nuclear era baja, con varios reactores desconectados por cuestiones técnicas o de mercado, si bien no difería mucho de la de jornadas anteriores, como explicó la presidenta de la CNMC, Cani Fernández, en su reciente comparecencia en el Congreso. Un exceso de renovables tampoco lo provocó, dijo. El Gobierno insiste en desvincular la baja producción nuclear del apagón, pero eso no impide a los representantes de esta industria armarse con nuevos argumentos para insistir en su condición de fuente fiable y descarbonizada.

El consejero delegado de Endesa, José Bogas
De la edad del silicio a la de piedra. Este lunes, el Foro Nuclear ha comentado que el cierre de las nucleares supondría el regreso a “la edad de piedra”, indica aquí Gabriel Trindade. Una alusión muy preper que viene acompañada de una queja en torno a los impuestos, expresión última del Estado en cualquier de sus formas. Sus cuentas son las siguientes: producir un megavatio hora nuclear cuesta 36 euros, a lo que se han de sumar 18 euros en impuestos y 10 euros por la tasa Enresa (este impuesto es en realidad un fondo para el futuro desmantelamiento de las centrales). El precio medio de la electricidad en el mercado mayorista fue de 63 euros el año pasado. Sin embargo, es necesario abordar inversiones para mantener la vida de las nucleares. Aquí Pilar Blázquez adelanta que Iberdrola, Endesa y Naturgy, los propietarios de Almaraz, están preparando un acuerdo en este ámbito para prolongar tres años la vida de los dos reactores extremeños.
Mientras, continúa la investigación acerca de lo ocurrido. Especulaciones al margen, la última información oficial es la aportada por la ministra de Transición Ecológica, Sara Aagesen, hace unos días en el Congreso. Las primeras pérdidas de generación se produjeron en subestaciones de Granada, Badajoz y Sevilla. Los sistemas de Red Eléctrica, como ya dijo la empresa, no han sufrido ciberataques. A partir de aquí, las eléctricas de Aelec --Iberdrola, Endesa y EDP-- han pedido que se investiguen las "variaciones extremas" de tensión en la red antes del incidente. Las propias empresas chocan con Red Eléctrica en torno a los datos del apagón. No es para menos. En juego está la detección de las causas, los responsables y, peor aún, las indemnizaciones.
La agenda verde de Ribera no mira atrás. Esta semana Anna Buj ha entrevistado a la vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea, Teresa Ribera. La exministra defiende la agenda verde, que forma parte de su mandato pese al signo de los tiempos. “Es intocable”. Otro mensaje es en defensa de Europa, situada en “la primera línea del frente para mantener un mundo pacífico”.
El preparacionismo alcanza también al dinero en efectivo. La plataforma Denaria aprovecha estos días para enfatizar la importancia de las monedas y billetes para el funcionamiento de la sociedad ante un incidente como el apagón. El modo analógico debe seguir existiendo, viene a decir. En Suecia lo tienen muy claro, como cuenta aquí Blanca Gispert. Presidida por el exdiplomático Javier Rupérez --embajador de España en Washington durante la guerra de Irak--, esta asociación tiene entre sus socios empresas de gestión de efectivo como Prosegur Cash o Loomis. Que sus argumentos sea interesados no quita para que también resulten interesantes.
Un apunte. El presidente del Bundesbank, Joachim Nagel, también ha discrepado estos días en Madrid de las grandes plataformas de pagos tecnológicos, aunque en esta ocasión para recelar de su país de origen. Defiende el euro digital como alternativa a las estadounidenses Apple Pay, Visa y MasterCard. Lo hace en nombre de la autonomía estratégica europea, no de la profecía apocalíptica.
En fin, el mito de la Arcadia representa un país imaginario habitado por pastores cuya única dedicación es la de cantar, bailar y descansar sobre la yerba. Estadio previo a la expulsión del paraíso, al dolor de muelas, a las pantallas de Bloomberg y a los informes anuales del Banco de España, con dimisión de economista jefe incluida. La nostalgia, no exenta de trampas, asocia bienestar a motores diésel y centrales nucleares. Sin embargo, ya no es posible volver atrás ni siquiera en nuestra imaginación colectiva. La Arcadia ha quedado reemplazada por paisajes distópicos. Y pese a todo, el apagón fue para muchos una fugaz oportunidad para encender un libro, abrir una linterna y reencontrar los placeres analógicos. Una sugerencia metapreparacionista es 'Una educación', escrito por Tara Westover, que va de esto mismo, del preparacionismo. La autora cuenta la historia de su familia, dominada por un padre preper de tomo, lomo y recortada al hombro. Que Red Eléctrica nos pille confesados.
Otras noticias de la semana

El presidente de Indra Group, Ángel Escribano
· Crisis en el consejo de Indra. El grupo de tecnología y defensa ha alcanzado un acuerdo con Luis Abril, consejero delegado de la filial Minsait, para que abandone el órgano de dirección del grupo, informa Fernando H. Valls. Ha sido, explican fuentes internas de la compañía, una salida negociada y pactada.
· La china BYD asciende sin frenos en España. La irrupción de marcas chinas en el motor no se entiende sin esta empresa. El fabricante de eléctricos e híbridos enchufables es un vendaval en el mercado nacional y en lo que va de año ha septuplicado las ventas, informa Luis F. Florio.
· Saba inicia una nueva etapa. Desde su nacimiento en 1966, Saba siempre ha estado vinculada a la ciudad de Barcelona. El origen se remonta a un grupo de constructores que pusieron en marcha varios aparcamientos en puntos clave de la capital catalana, como la plaza Catalunya. Tras el acuerdo entre Criteria y la belga Interparking, en los próximos meses Saba se integrará ahora en el nuevo grupo, informa Eduardo Magallón.
· Mercadona, DIA y Aldi se lanzan a abrir supermercados. La gran distribución aumenta su ritmo de aperturas, después de registrar una ligera caída en su expansión en el 2024. Este año concluirá previsiblemente con 850 establecimientos más, después de que en el primer trimestre se registraran 244 aperturas, un 25% más, indica aquí Noemi Navas.