Nancy Knowlton, oceanógrafa: “Trump es un freno para el planeta pero por suerte hay otros países”

Biodiversidad

La investigadora, pionera en el estudio del censo marino mundial, cree que el nuevo mandato de Trump frenará los avances contra el cambio climático, pero es optimista para el futuro.

Nancy Knowlton

La investigadora Nancy Knowlton durante su reciente visita a España en el marco del Starmus Festival La Palma

Max Alexander

Si hay una persona que conoce en profundidad lo que está pasando en las zonas más ricas del océano terrestre es la oceanógrafa Nancy Knowlton, miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos. Durante medio siglo, esta investigadora, todavía activa en la defensa de ese 71% de la Tierra, ha jugado un papel fundamental para dar a conocer y preservar los arrecifes de coral, descubriendo nuevas especies y revelando su importancia y cómo les está afectando el calentamiento global, la contaminación o la sobrepesca. Ella fue pionera en el estudio del censo marino mundial. Su libro Ciudadanos del mar sigue siendo un imprescindible para la divulgación del conocimiento sobre la vida marina. De visita en España, durante el Starmus Festival La Palma, no disimula su preocupación por el estado de la ciencia en su país en la ‘era Trump’, pero considera fundamental no perder el foco en que hay soluciones a los problemas y “no hay marcha atrás”.

“Siento mucho el rol que está teniendo Estados Unidos en el mundo ahora mismo. No voté por esto, pero lo siento. Estados Unidos está aprendiendo la lección que ya aprendió Europa, si bien creo que ganará la ciencia. Y no podemos quedarnos solo con las malas noticias, porque también las hay buenas y hay que ser conscientes de que todos podemos y debemos hacer algo”, lanzó como mensaje en su intervención en este evento de ciencia y música, en el que puso en valor la necesidad de ser optimista en estos tiempos porque, considera, que centrarse exclusivamente en lo negativo “conduce a la apatía” y no nos la podemos permitir.

Siento mucho el rol que está teniendo Estados Unidos en el mundo ahora mismo. No voté por esto, pero lo siento. (...) Creo que ganará la ciencia

Nancy KnowltonOceanógrafa

Aun formando parte del grupo de los optimistas, le preocupa el retroceso que pueda suponer el gobierno de Donald Trump “Apuesto por aprender de los ejemplos que indican que podemos marcar la diferencia hacia lo positivo. Mucha gente quiere entrar en acción y no sabe qué hacer, necesitamos inspirarles”, contesta en una entrevista a La Vanguardia durante su visita a España. “Hay cambios tecnológicos que están siendo muy rápidos, como es aprovechamiento de la energía solar y del viento y la electrificación. Los modelos que auguran desastres terribles en 100 años creo que no valen porque está habiendo un cambio y en realidad no sabemos cómo será el mundo en 2100.

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La cuestión es: ¿Tenemos ese tiempo? “Estamos en el camino pero tenemos que ir a más velocidad, porque cada año que no hacemos lo máximo por frenar las crisis ambientales empeora la situación. La pérdida de tiempo que supone el gobierno de Donald Trump no es buena y nos afectará incluso después de que no esté. Pero Trump apuesta por más energía basada en combustibles fósiles y eso es ridículo porque la energía del sol es ya más barata y, por más que él quiera, las fuerzas económicas empujan en la dirección de las energías renovables”. Y añade Knwolton: “Es obvio que no es un gobierno amigo del medio ambiente y habrá daños en el planeta. Pero tiene límites, y hay otros países en el mundo”.

Entre los ejemplos, destaca el caso de China. “Están construyendo un cambio radical sin vuelta atrás con vehículos eléctricos baratos. Europa les pone trabas porque sus empresas no tienen esa capacidad, pero si se utilizan masivamente en Asia, Latinoamérica o África será un gran cambio que ayudará a frenar el cambio climático. Ese es el futuro y nada puede evitarlo”, insiste.

China está construyendo un cambio sin vuelta atrás con vehículos eléctricos baratos. Europa poner trabas (...) pero es el futuro y nada puede evitarlo

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Audi producirá junto a su socio FAW 150.000 modelos eléctricos al año en su nueva fábrica en China.

Audi producirá junto a su socio FAW 150.000 modelos eléctricos al año en su nueva fábrica en China.

AUDI / Europa Press

Knwolton, que recordaba en su conferencia el éxito que supuso el acuerdo global para frenar el agujero de ozono, apunta recordaba que ahora estamos en otro momento y que hay otras posibilidades que funcionan. “Los acuerdos globales tienen un papel importante, como el tratado del océano que ahora se tiene que ratificar para alta mar, pero no basta” -explica- “Necesitamos tener en cuenta a los millones de personas que viven junto al mar y que, a nivel local, están haciendo acciones importantes de preservación gracias a acuerdos dentro de las comunidades para hacer un uso adecuado de los recursos. Podemos tener acuerdos generales, que luego hay líderes que no firman o se quedan en el papel, pero necesitamos los que se generan con quienes viven de él y junto a él. Las decisiones no pueden tomarse solo de arriba a abajo, sino en el sentido contrario, empoderando a las comunidades locales”.

No le faltan ejemplos de ese empoderamiento y casos de éxito para restaurar hábitats perdidos o frenar el deterioro, como el del río Kennebeck, en Maine (EEUU), la recuperación de la fauna en parques africanos donde estaba siendo masacrada o la prohibición de bolsas de plástico en Kenia. Pero si algo ha caracterizado su trayectoria es su dedicación al océano. Ella lideró el Censo de Vida Marina y fundó el Centro para la Biodiversidad Marina y la Conservación en la Universidad de California, entre otros muchos méritos. “Ya estoy jubilada”, comenta, “pero sigo muy activa escribiendo artículos sobre biodiversidad de los arrecifes de corales, que son ambientes donde vive una cuarta parte de toda la vida oceánica”.

Knwolton remarca que “desconocemos más del 90% de los animales marinos, que ni siquiera tiene un nombre, aunque hay importantes medicamentos que se han descubierto gracias a ellos, como el pequeño caracol ‘cone’, que segrega tóxicos para matar a sus presas que son eficaces contra el dolor”. Es la otra cara de la moneda: los grandes beneficios que pueden proporcionar seres aún desconocidos. “Y no solo son especies individuales: los arrecifes son barreras frente a grandes tormentas o tsunamis y muchos millones dependen de ellos para comer porque es ahí donde están los peces pequeños antes de ser adultos”, insiste.

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Sin embargo, a lo largo de su vida ha visto cómo espacios que rebosaban vida se han ido devastando por un complejo cóctel de factores: contaminación, sedimentos, especies invasoras o el cambio climático global. Esto último es o que más le preocupa de cara al futuro: “Lo más grave ahora es el aumento de la temperatura del océano y la acidificación. El dióxido de carbono que en el aire atrapa el calor, en el mar se disuelve y aumenta su PH, algo peligroso para muchos animales, y en el futuro, aún será un problema más grave”, augura. Se ha demostrado que con esa acifidicación los corales nacen sin esqueleto, como pólipos, impidiendo que se formen los arrecifes que son hogar de millones de especies. Y luego está el blanqueamiento de los arrecifes, que se produce al aumentar la temperatura del agua y romperse la relación entre los corales y las algas que viven en sus tejidos, causándoles un estrés a los primeros que puede acabar con su muerte.

“Tenemos grandes pruebas que superar en lo referente al océano. A veces parece que no se puede preservar porque el océano es enorme, pero podemos hacer muchas cosas ahora y en el futuro, porque no es tarde”, concluye.

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