Como cada jueves, Tamara Falcó se pasó por el plató de El Hormiguero para mantener una charla con Pablo Motos y el resto de colaboradores del programa. Un repaso a algunos puntos de la actualidad que acabó desembocando en confesiones por parte de la marquesa de Griñón que sorprendieron a sus compañeros.
La hija de Isabel Preysler ha logrado encontrar su espacio seguro en el que se siente cómoda para hablar de algunos aspectos de su vida privada. Y esta vez no ha dudado en relatar “su peor cita”, que tuvo lugar durante sus estudios de diseño de moda en Italia.

Tamara Falcó recuerda la “peor cita” de su vida
Todo salió a la luz cuando llegó a la mesa la conocida frase de “el amor es ciego”. Con esta premisa, Tamara fue muy clara: “Tú haces tu lista y de repente conoces a la persona y a partir de ahí notas un feeling que no tienes con otras personas y da igual que sea bajito, calvo, que le suden las manos...”.
Sin embargo, esta conexión no la sintió con un antiguo amor que no pudo prosperar. “Ligué con un supermodelo y fuimos a cenar. Éramos incapaces de hablar. Yo intentaba preguntar y nada”, confesó, desvelando su mala experiencia.
Tamara Falcó, sobre el supermodelo: “Me podría haber gustado su físico perfectamente, pero no congeniamos”
Tras darse cuenta de que nunca había tenido una cita tan mala, la marquesa relató que decidió levantarse y volver a su residencia: “Me podría haber gustado su físico perfectamente, pero lo cierto es que no congeniamos”.
Una anécdota que ha querido poner sobre la mesa para ejemplificar lo que estaba intentando explicar: el físico no lo es todo. Y es que Tamara Falcó tiene claro que necesita algo más para que pueda funcionar una relación. Un incentivo que encontró en Íñigo Onieva, con el que lleva casada casi dos años, pese a los continuos rumores de ruptura.

Tamara Falcó e Íñigo Onieva
Tras explicar esta parte de su vida privada, se sintió tan cómoda que quiso explicar otra anécdota que implica de forma directa a su sobrino. Juan del Val puso sobre la mesa que una de sus amigas llegó a dejar a su pareja porque no quería compartir el postre cada vez que iban a comer fuera. Sin embargo, la marquesa tuvo claro que ella tampoco quiere compartirlo.
“Siempre me pedían las patatas o el postre. Y un día dije: 'Hoy quiero postre para mí sola'”, empezó a relatar con contundencia. Aun así, tuvo que ceder por unas palabras que le espetó su familiar en ese mismo momento. “Y me dijo mi sobrino, que entonces tenía siete años: 'En esta familia compartimos'”, comentó entre risas.